Por Pablo Vargas | pvargas@revistalevelup.com.

Advertencia: Esto es lo que pasa cuando tu hijo(a) te pone a escuchar la canción de Burger Dog de Bluey de forma indefinida durante un viaje de 4 horas ida y 4 horas vuelta. 

Análisis | La canción "Perro hamburguesa" de Bluey puede parecer a primera vista una simple y pegajosa melodía infantil, pero un análisis profundo revela que estamos ante una obra maestra de la cultura contemporánea, una verdadera novena maravilla de la humanidad, que examina la riqueza simbólica y el profundo mensaje filosófico encapsulado en este tema musical aparentemente sencillo.

Y es que desde sus primeras líneas, "¡Perro hamburguesa! ¡Perro Bur-Bur-Burger!", la canción nos introduce a una dicotomía existencial. El uso repetitivo y casi maníaco de "Bur-Bur-Burger" sugiere una lucha interna y una transformación ontológica. Aquí, el perro no solo es un perro; se convierte en una hamburguesa, un símbolo universal de la modernidad y la globalización.

"El tiene pepinillos, ¡y tiene queso!" nos recuerda que estos ingredientes no son meros aderezos culinarios. Los pepinillos y el queso representan la diversidad cultural y la integración de diferentes tradiciones en una sola entidad armoniosa. La hamburguesa, un plato de origen estadounidense, se transforma en un símbolo universal de la fusión cultural.

La descripción del bollo "esponjoso" y las "semillas de sésamo" añade una dimensión táctil y visual a la representación del "Perro hamburguesa". Estas imágenes evocan la familiaridad y la comodidad de la comida rápida, sugiriendo una relación entre la transformación del perro y la industrialización de las identidades.

Mientras que la línea "¡Él una vez fue un perro weiner! ¡Pero ahora es un perro hamburguesa!" nos habla de la capacidad de cambio y evolución del ser humano. El perro weiner, representando una forma más tradicional y posiblemente anticuada, renace como un perro hamburguesa, adaptándose a los nuevos tiempos y retos. Este proceso de metamorfosis es una poderosa alegoría del desarrollo personal y la adaptación a los cambios sociales.

La repetición insistente del estribillo "¡Perro hamburguesa! ¡Perro Bur-Bur-Burger!" no es meramente una técnica para hacer la canción pegajosa. Al contrario, es una representación auditiva del mantra, utilizado en muchas culturas para alcanzar estados de conciencia elevados. 

La reiteración lleva al oyente a un estado de trance, permitiéndole internalizar el mensaje profundo de la canción, donde el estribillo "Yap, yap, yap" introduce una onomatopeya que recuerda la voz original del perro. Este elemento fonético puede interpretarse como una nostalgia por la identidad pasada, un recordatorio de la esencia que se esconde bajo la transformación.

Por todo lo anterior, "¡Perro Hamburguesa!" no es solo una canción; es una epopeya moderna que encapsula los dilemas y aspiraciones de la humanidad. A través de su letra aparentemente simple y su melodía pegajosa, ofrece una profunda reflexión sobre la identidad, la inclusión y la capacidad de cambio. 

Esta obra maestra de la cultura popular merece un lugar destacado en el panteón de las grandes creaciones humanas, demostrando que incluso en los rincones más inesperados de la cultura contemporánea, se pueden encontrar joyas de incalculable valor como 'Burger Dog'.

Gracias por tanto Bluey.

Por todo.

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